Una de las barreras a las que se enfrentan diariamente las personas con Autismo son las barreras para la comunicación; entendiendo éstas como el derecho a obtener información adecuada a su código de comprensión y por otro lado su derecho a expresar. Esto ocurre en todos los ámbitos ; educativo, sanitario y social, debido a una visión extendida sobre la neurodiversidad que entiende que la persona “diferente” debe ser reparada de su déficit para poder integrarse en la sociedad.

En este marco es donde surgen las terapias del habla, del comportamiento, de habilidades sociales, etc…con el objetivo de mejorar las capacidades que no son iguales al resto de individuos y poder así, integrarse y llegar a la misma meta que otra persona con desarrollo “normotípico”.

Esta, además de ser una visión irreal y segregadora del ser humano, es una visión cómoda, ya que desde este enfoque la sociedad no debe hacer nada, sólo esperar a que esa integración tenga lugar. El foco por tanto, está en el individuo y en su esfuerzo por lograr superar sus limitaciones.

Por suerte, existe otra mirada, otros ojos que ven más allá de lo establecido a lo que viene siendo una realidad ya anticuada, un nuevo movimiento social que entiende y respeta la diversidad del ser humano y la vislumbra como “lo natural” y “lo normal”, donde generamos sociedades para todos y con todos. Y para que este cambio social real ocurra necesitamos escuelas inclusivas o mejor dicho, escuelas no excluyentes.

¿Está preparada la escuela para no excluir?

El primer requisito es crear escuelas accesibles.

La accesibilidad hace referencia a la adaptación del medio para facilitar la presencia y la movilidad (Accesibilidad Física) la comprensión (Accesibilidad Cognitiva) y el bienestar y la correcta regulación sensorial (Accesibilidad sensorial). Todas ellas deben ir de la mano para garantizar la participación de todas las personas en la escuela.

Ejemplo accesibilidad física

Siendo los tres tipos de accesibilidad importantes y necesarios en todas las escuelas, nos centraremos en la parte de la accesibilidad cognitiva para realizar un análisis sobre lo que ocurre en los centros escolares y cómo afecta esto al desarrollo de las habilidades comunicativas en los alumnos con Autismo.

¿Por qué necesitamos mejorar la Accesibilidad Cognitiva de los centros educativos?

“Comprender el mundo que nos rodea, los entornos concretos en los que vivimos y los objetos y personas que los pueblan es una necesidad psicológica básica de las personas desde etapas muy tempranas de la vida. Resulta esencial y determinante en el desarrollo cognitivo y social humano. Orientarse en el tiempo y en el espacio, entender lo que otros hacen y dicen, saber por qué o para qué hacemos las cosas, poder anticipar el paso siguiente a dar y valorar las consecuencias de los pasos ya dados, son capacidades cognitivas que nos permiten actuar como seres intencionales, no como meras marionetas cuyas acciones dependen exclusivamente de las iniciativas de otros o las exigencias ambientales.”

Accesibilidad cognitiva en los centros educativos. Colección guias prácticas de orientación para la inclusión educativa. Mercedes Belinchón, Silvia Casas, Cristina Díez y Javier Tamarit.

Muchas de las conductas catalogadas como “disruptivas” en niños con Autismo dentro de los centros educativos provienen de una mala adaptación cognitiva que acaba ocasionando incertidumbre, ansiedad, dependencia y pasividad, limitando la creatividad y la capacidad de tomar iniciativas . Esto ocurre porque no hacemos los entornos predecibles, condición necesaria para la sensación de control sobre el medio, para favorecer la autodeterminación y la imaginación y posibilitar la participación.

Por otro lado, la posibilidad de acceder y comprender fácilmente los entornos y servicios de uso público está reconocida como un derecho universal de las personas, por lo que se aplica tanto a las personas con y sin discapacidad. Así lo recogió el Artículo 9 de la Convención sobre los Derechos de Personas con Discapacidad aprobada por la Asamblea General de la ONU el 13 de diciembre de 2006, ratificada y en vigor en España desde el 30 de marzo de 2007.

Los alumnos con Autismo, todos los alumnos, tienen derecho a una escuela que garantice su participación y que trabaje por sus derechos. Cualquier maestro y educador además, debe conocer la declaración de los derechos de la comunicación.

Los alumnos con Autismo ; Pensadores visuales.

La mayoría de alumnos con Autismo son pensadores visuales, esto quiere decir que procesan la información mucho mejor con el uso de imágenes y/o símbolos. No todas las personas con Autismo son visuales, o por lo menos no todas tienen como modalidad predominante la visión, ya que algunos otros se guían más por su sentido del tacto. En cualquier caso, el lenguaje no es la única vía para hacer comprensible su entorno ni para enseñarle a expresar todo aquello que necesitan.

Tal y como afirma Peter Vermeulen en su teoría del Autismo como Ceguera al Contexto:

“El contexto es fundamental a la hora de entender las palabras, ya que no solamente ayuda a reconocer, recordar y aprender palabras, sino que es especialmente útil, incluso crucial, para darles a estas significado. Para conseguir el significado correcto de una palabra con múltiples significados, utilizamos el contexto.”

Las personas con Autismo tienen mayor dificultad para interpretar el contexto y esta es la principal causa que hace que su lenguaje o expresión sea restringida, poco social y literal.

Cuando acompañamos las palabras de imágenes estamos ayudando a la persona con TEA a crear conceptos y a comprender mejor, es decir estamos ayudándoles a leer el contexto. Si favorecemos la comprensión de su entorno, estaremos ayudando en el proceso de expresión y aumentaremos su participación y aprendizaje en el día a día.

Entender esto, que establecer un código visual además del lenguaje como una forma de interacción y de relación con los alumnos con Autismo y no como una metodología basada en materiales visuales es fundamental para enseñar comunicación efectiva.

“Las personas con TEA necesitan mas información visual concreta y detallada y que ocurra en el momento en el que tiene lugar el acto comunicativo. En el momento donde ocurre la comunicación de forma natural. Los niños y niñas con un desarrollo típico necesitan pasar varios años escuchando el lenguaje para llegar a adquirirlo. Para poder desarrollar el habla y usar frases completas con significado necesitan conversaciones reales a su alrededor.
Sin embargo, a menudo esperamos que un niño/a con TEA en fase preverbal o con dificultades en la comunicación use un sistema o dispositivo de comunicación (gestos, agenda PECS, comunicador digital con pictogramas o fotografías) de forma adecuada con varios intentos controlados y dirigidos y sin que los que rodean al niño/a hayan hecho uso de él.”

¿Realmente enseñamos bien a comunicarse a los alumnos con Autismo?

La respuesta es NO.

El aprendizaje de una lengua ocurre siempre en interacción con el medio y con personas, dentro de relaciones de interacción real en situaciones cotidianas y nunca de forma artificial, en un entorno creado sin apenas interacción.

Si sabemos esto, ¿por qué “trabajamos” las habilidades comunicativas sacando al alumno/a del aula para que reciba sesiones de trabajo de manera aislada y alejada de la realidad del grupo clase?

Se nos olvida además, que para acceder a cualquier aprendizaje académico se necesita disponer de un sistema de comunicación completo. Las habilidades de expresión son las más importantes para el ser humano, pues son las que nos dotan de capacidad para gobernar nuestras decisiones, nuestros pensamientos y actos y en definitiva, nuestra propia vida. Estas habilidades no pueden ceñirse únicamente a que el niño/a aprenda a pedir y a rechazar.

Existen principalmente 5 grandes errores por los que la enseñanza de las habilidades comunicativas en los centros escolares es insuficiente y no da buenos resultados.

1. Asumir que la enseñanza de competencias comunicativas es función de gabinetes externos especializados o de los maestros de audición y lenguaje.

Esta idea parte del modelo del déficit que hemos comentado con anterioridad, en el que se entiende que el niño que reciba horas de terapia del lenguaje irá mejorando y adaptándose a su grupo clase y poniendo en marcha las habilidades aprendidas en los diferentes contextos. Esta afirmación hoy en día carece de evidencia científica. No aprendemos a comunicarnos así.

2. Priporizar los contenidos académicos de las distintas asignaturas frente a la comunicación. Esto implica entender la comunicación como un área dentro del currículum. Esta idea carece de sentido. Podremos memorizar o aprender ejercicios de matemáticas pero jamás podremos llevarlos a la práctica sin un sistema que nos permita expresar. Por lo tanto, comunicación y contenidos curriculares siempre deben ir de la mano, de la misma forma que ningún alumno/a deja su área del lenguaje “aparcada” mientras está en clase de lengua, de matemáticas o de castellano.

“La comunicación no es una asignatura más dentro del currículum. Es el medio para acceder al aprendizaje.» Ana de Ramón.

3. No aprovechar las rutinas fuera del aula.

Cualquier rutina escolar es una oportunidad para enseñar comunicación, desde la entrada por la mañana, hasta la hora de comedor y la salida por la tarde. Pero si hay una actividad en la que el alumno/a puede beneficiarse de la interacción con su grupo de iguales es el tiempo de juego en el recreo. Sin embargo, limitamos estos tiempos a “dejar” al niño/a libremente en un entorno no adaptado, sin apoyos, que llega a convertirse en un momento de agobio y caos donde se fomenta la soledad, la desigualdad y en ocasiones el acoso escolar.

Las habilidades de interacción con iguales dentro de un juego para decidir a qué jugar, cómo y con quién, así como para pedir ayuda, dependen del rol del educador y de su enseñanza en ese mismo contexto donde ocurre la rutina. El maestro y los apoyos (de cualquier tipo) son parte esencial para el acompañamiento del niño/a en el momento del patio.

Dejar a un niño/a en el recreo sin su sistema de comunicación, no sólo merma su participación con otros niños/as, supone dejarle indefenso ante cualquier situación de burla o acoso y sin voz propia para defenderse.

4. No asumir competencia en todos los alumnos/as. A menudo escuchamos afirmaciones como: “Todavía no está preparado para instaurar un Sistema Alternativo de Comunicación” o “No tiene el nivel o la suficiente capacidad cognitiva para aprender a usar un SAAC”. Bien, hoy sabemos que el único prerequisito para empezar con un SAAC es asumir competencia. Asumir competencia implica confiar en que cualquier persona es capaz de aprender un sistema diferente al lenguaje, si nosotros, los adultos y niños/as que lo rodean, lo usamos para él/ella de forma adecuada en situaciones cotidianas, motivadoras y naturales. Lo que determina el grado de aprendizaje de un niño/a sobre su sistema será la frecuencia de uso de su entorno y la manera de usarlo. Aquí es donde también nos encontramos sistemas de comunicación que no parten de esta premisa y que han quedado obsoletos por no estar diseñados para ser usados por los familiares y maestros y cuya finalidad no es conseguir la comunicación completa. (Hablaremos de ello en la segunda parte de este artículo).

5. No contar con la familia. La familia es quien más oportunidades de aprendizaje puede ofrecer a sus hijos/as y quien más información valiosa sobre ellos pueden ofrecernos. No es suficiente con creer en el niño/a, hay que creer en su familia, en su capacidad para ayudar y colaborar de cerca mano a mano con la escuela. Las reuniones con los familiares deben ser habituales y siempre ofreciendo apoyo y dejando que ellos decidan y propongan en el proceso de enseñanza de sus hijos e hijas. Los aprendizajes que quedan aisaldos en un único contexto, pueden no ser generalizados en el hogar y en la comunidad. No debemos olvidar que educamos para el presente y para el futuro . La vida real el día de mañana ocurrirá fuera de la escuela.

Una vez analizado el panorama actual que encontramos en muchas escuelas, ¿qué podemos hacer? En primer lugar, es asumir que todos formamos parte del sistema y que por tanto, todos podemos hacer algo para cambiarlo. Partir de la premisa de querer cambiar es el primer paso para empezar a hacer las cosas diferentes.

En la segunda parte del artículo hablaremos sobre cómo realizar este cambio de mirada y qué estrategias usar para enseñar comunicación natural y funcional dentro de las rutinas diarias de los centros escolares.

Bibliografía:

Asumir competencia: El único prerrequisito para la comunicación alternativa
Accesibilidad cognitiva en los centros educativos
ACCESIBILIDAD COGNITIVA EN LOS RECREOS DEL COLEGIO
Dictapicto, una app que facilita la comunicación con personas con TEA