La intervención familiar en casa (capacitación familiar) es un tema en el que caben muchas opiniones, de hecho, cada uno lo verá según su propia experiencia; pero esto serán nada más (y nada menos), una recopilación de opiniones y sensaciones subjetivas, pero la base objetiva del tema es irrefutable: cuanta más dedicación a todos los niveles reciban nuestros niños, mayores son las posibilidades en su aprendizaje. Y sin duda, los niños pasan una gran parte del día con nosotros, los padres.

A un nivel muy simple, el día de un niño se divide en dos áreas: el tiempo escolar y el tiempo fuera del cole.

Durante la jornada escolar están atendidos por profesionales magníficos sin cuyo trabajo e ilusión, las cosas serían distintas. El problema viene cuando salen del cole, la responsabilidad es toda nuestra, aquí entran en juego muchas variables: distribuyamos el tiempo, organicemos las tareas, hagamos funcionar una casa compaginándolo con las necesidades de nuestros hijos, consigamos tener la cena hecha, la ropa recogida, el suelo limpio, ¡por Dios hay que ir a comprar! Mientras te has puesto el plumero en la oreja, porque no hay que desaprovechar la posibilidad de quitar el polvo de las paredes, ¡que las tenemos muy olvidadas! Y todo ello sin dejar de ser complaciente a la par que eficaz, cumplimos con el horario marcado para dar tiempo de calidad a los niños jugando con ellos, haciendo actividades de autonomía, de mejora en general según los puntos a reforzar de cada uno y sin dejar de utilizar la agenda…

Bromas aparte, es cierto que el tiempo fuera del cole puede ser un poco complicado y es aquí donde entra la intervención en casa o capacitación familiar.

En mi caso, no fue hasta el momento que vino la terapeuta a casa, cuando aprendí a hacer las cosas con mi hijo de otra manera, vi la diferencia entre entender lo que pone en un libro y llevarlo a la práctica y siempre adaptado a nuestras circunstancias y necesidades.

Importancia de la intervención familiar en casa

Existe un gran diferencia entre lo que uno escucha en una tutoría y luego pretende llevar a cabo en casa, entre lo que mi hijo hace en un aula y lo que hace conmigo porque para empezar, en una clase todo está estructurado, organizado por áreas y objetivos óptimamente, por no hablar de que tienen en todo momento una persona que les presta atención… ¡No!, no ocurre lo mismo en una casa donde los estímulos y ambiente son distintos así como las personas que interaccionan con el niño.

Cuando tuve la posibilidad de poder permitirme la intervención en casa aprendí a hacer muchas actividades con mi hijo que no me había planteado, aprendí a corregir errores, aprendí formas de atajar conductas que no terminaba de resolver y aprendí a prever otras antes de que se desarrollaran.

Empecé a ver más fáciles algunas cosas porque por fin sabía cómo enfrentarlas, cualquier pequeño logro da fuerza para continuar.

En fin, no es que con la capacitación familiar todo sea perfecto de golpe, no se trata de eso tampoco, pero creo que es el complemento necesario para abordar el día a día. Es fundamental que los programas terapéuticos se desarrollen a otros niveles, en tu propio hogar, porque la vida real no es solo una clase.

Alma Gisela.

La intervención familiar en casa con un niño con autismo: testimonio de una mamá.

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